CLINAMEN
Aristóteles objeto a Demócrito que los átomos que se mueven con la misma velocidad en dirección vertical no pueden encontrarse nunca. Para responder a esta objeción, se supone que Epicuro forjó la doctrina luego llamada del clinamen o inclinación de los átomos. Consiste en suponer que los átomos experimentan una pequeña «desviación» que les permite encontrarse. El peso, pondus, de los átomos los empuja hacia abajo; la desviación, el clinamen, les permite moverse en otras direcciones. Así, el clinamen es considerado como la inserción de la libertad dentro de un mundo dominado por el mecanicismo. La doctrina en cuestión se halla expresada claramente en Lucrecio, De rerum natura, II, 289-293;
sed ne mens ipsa necessum
intestinum habeat cunctis in rebus agendis
et devicta quasi cogatur ferre pratique,
id facit exiguum clinamen principiorum
nec regione loci certa nec tempore certo
(ed. Bailey, I, 250), es decir: «Mas que el espíritu