MILAGRO
Griegos y romanos hablaron de τέρας, signum, como anuncio de algo, especialmente de algún acontecimiento futuro que se suponía importante para un hombre, una familia, una comunidad, etc. Tέρας es lo que sirve de signo y presagio, como una constelación o un meteoro; es también un portento o «monstruo», monstrum. Cuando los «signos» son frecuentes, no parece haber nada anormal en ellos; por el contrario, lo «normal» es que haya dondequiera signos, o que puedan «arrancarse» signos a la Naturaleza, o a ciertos hombres. Pero cuando los «signos» no son frecuentes, parecen «anormales»: el «signo» es entonces algo «extraño», algo «maravilloso» y «portentoso». Sólo en este segundo sentido puede hablarse de milagro, miraculum. La noción de milagro es importante en el cristianismo, por cuanto en los Evangelios Jesucristo aparece como obrando algunos milagros. Los milagros obrados por Jesucristo son como el sello divino dado a la Palabra