ARDID DE LA SINRAZÓN
En la idea del ardid de la razón ésta tiene suficiente maña como para poner a su servicio lo que más opuesto parece a ella: los intereses particulares, las pasiones y, en general, todas las «irracionalidades». Supongamos ahora que ocurre lo inverso: que algo que cabría llamar «Sinrazón» —lo que algunos filósofos han llamado «lo Irracional»— tiene suficiente maña como para poner a su servicio todo lo racional. Tendríamos entonces el «ardid de la sinrazón» —expresión usada por William Leiss en su libro The Domination of Nature