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Autor del mes

FRIEDRICH NIETZSCHE

(1844-­1900)

Nac. en Rocken (Prusia) el 15 de Octubre de 1844, estudió en la Universidad de Bonn con O. Jahn y F. Ritschl, pasando en 1865 a Leipzig, donde cursó filología y comenzó a entusiasmarse con Schopenhauer y la música. Allí trabó amistad con Erwin Rohde y luego con Ri­chard Wagner. 

Nombrado el año 1870 profe­sor ordinario de filología clásica en Basilea, donde se relacionó con J. J. Bachofen y Jakob Burckhardt, abandonó el cargo en 1878 por grave enfermedad, después de haber roto con Wagner. Hasta 1889, aproximadamente, y justamente durante el período de su mayor ac­tividad literaria, pasó una gran parte de los veranos en Sils-María, en la Engadina, y el resto del tiempo en la Riviera y en diversas ciudades de Italia y de Alemania, casi siempre solitario, y sufriendo múltiples recaídas, rodeado a veces de sus escasos amigos y dis­cípulos.

Finalmente, la profunda depresión nerviosa que sufría desde hacía años le pro­dujo un súbito oscurecimiento mental y, por último, le sobrevino una parálisis, teniendo que ser trasladado a la clínica psiquiátrica de la Universidad de Jena y pasando el resto de su vida en Naumburg y Weimar con su madre y su hermana.

La doctrina filosófica de Nietzsche, cuyo carácter poético y personal ha sido muy insis­tentemente subrayado, es también, en cierto modo, como la de Kierkegaard, una filosofía existencial, pero de un «existencialismo» de muy distinto sentido y contenido. 

Suelen dis­tinguirse en su evolución filosófica tres perío­dos más o menos definidos: 

El primero, que va desde sus estudios en Leipzig hasta 1878, se caracteriza por sus primeros trabajos de in­terpretación y crítica de la cultura y por su de­voción schopenhaueriana y wagneriana; es la época de El origen de la tragedia en el espí­ritu de la música (1872), de La filosofía en la época trágica de los griegos (1874), de las Consideraciones intempestivas (1873-1876). 

El segundo período, donde rinde homenaje a la cultura y al espíritu libres, en un sentido se­mejante al de la Ilustración francesa, es repre­sentado por Humano, demasiado humano (1876-1880), Aurora (1881) y La Gaya Scienza [Die fröhliche Wissenschaft] (1882). 

El tercero y último, el llamado período de Zaratustra o de la «voluntad de poder», comprende: Así habló Zaratustra (1883), Más allá del bien y del mal (1886), Genealogía de la moral (1887), El caso Wagner (1888), El ocaso de los ídolos (1889), los diversos pla­nes para la Inversión de todos los valores, con El Anticristo, El Inmoralista, la Crítica de la filosofía, y, finalmente, su obra capital, La Voluntad de poder. Ensayo de una trasmuta­ción de todos los valores, ejecutada en parte fragmentariamente, ampliación y realización de los planes anteriores, con las tesis sobre El nihilismo europeo, la Crítica de todos los va­lores, los Principios de una nueva tabla de valores y los aforismos definitivos sobre El eterno retorno

Sin embargo, a través de estos períodos, en apariencia tan distintos, late en Nietzsche una perfecta unidad y, para decirlo con Pfänder, un sistema. Este sistema resulta más comprensible desde su última fase, donde quedan englobados los momentos anteriores, desde la época schopenhaueriana y la distin­ción entre el espíritu apolíneo y el espíritu dionisíaco, hasta los intentos para establecer una nueva tabla de valores. 

Este descubrimiento de los valores, reali­zado al hilo de una constante polémica contra la moral, por la cual entiende Nietzsche casi siempre lo que llama «moralina», es el resul­tado de un análisis apasionado y hondo de los valores de la cultura europea, valores que ve encamados en el cristianismo, el socialismo y el igualitarismo democrático.

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